Fidi Playbook #1 – Del Templo a la API: ¿Qué Hace Realmente un Banco?

Imagen isométrica de una ciudad de Mesopotamia representando cómo ha mutado en el tiempo el concepto de Banco.
De templos a API, cómo ha mutado en el tiempo el concepto de Banco.

Una historia de confianza, dinero y tecnología

Hace más de 4.000 años, en los templos de Mesopotamia, nació algo que hoy seguimos usando todos los días: la banca. Sin apps, sin billetes, sin tarjetas. Pero con un propósito claro: custodiar valor, facilitar intercambios y generar confianza.

En los templos de Uruk, los sacerdotes guardaban los granos de los agricultores, los prestaban a otros y registraban todo en tablillas de arcilla. Ese fue el primer acto bancario de la historia.

Casi tres milenios después, en 1407, en Génova, nació el Banco di San Giorgio, el primer banco moderno. Se creó para administrar la deuda del Estado, recaudar impuestos y financiar comercio internacional. Un banco no solo comercial, sino también público, estructurado y masivo.

Y en 1949, durante una cena en Nueva York, Frank McNamara olvidó su billetera. Al día siguiente volvió con dinero… y con una idea: la tarjeta de crédito. Así nació Diners Club, y con ello, una nueva forma de pagar.

Hoy, estamos en un nuevo punto de inflexión. Y para entenderlo, primero tenemos que volver a la base:

¿Qué hace realmente un banco?

Más allá de los edificios, los logos y las apps, todo banco funciona sobre cuatro grandes motores:

🏦 Captación

Cuando abres una cuenta o haces un depósito, estás confiando tu dinero a una institución. Esa confianza es el primer paso: poner el dinero en movimiento.

Antes se hacía en templos, luego en bancos físicos. Hoy, lo hacen bancos tradicionales, neobancos, billeteras digitales... y plataformas como Fidi, que permiten que cualquier actor regulado e incluso no regulado, cree cuentas digitales en meses, no años.

🔁 Movimientos de dinero

Transferencias, cobros, pagos. Este es el sistema circulatorio de la economía. En la era mesopotámica eran tablillas y contratos; en San Giorgio, letras de cambio; con McNamara, plásticos con banda magnética.

Hoy, las transferencias son instantáneas, los pagos invisibles y los flujos digitales. En Fidi, diseñamos esa infraestructura: APIs que orquestan los movimientos como si fueran latidos.

📈 Colocación

El dinero que uno deposita, otro lo puede usar para crecer. Así nacen los préstamos, créditos, leasing, inversión. Desde el comercio veneciano hasta las hipotecas modernas, este ha sido el motor de desarrollo más importante de la historia.

Fidi no otorga créditos, pero habilita todo lo necesario para hacerlo: datos, identidad, scoring, cuentas, pagos. Nuestra infraestructura permite a otros convertir ahorro en oportunidades.

💳 Medios de pago

Desde las tablillas, pasando por monedas, cheques, tarjetas físicas y ahora wallets digitales, los medios de pago evolucionan para hacer el uso del dinero cada vez más fluido.

Fidi permite a cualquier empresa emitir tarjetas prepago, débito o virtuales, integrarlas a experiencias digitales, definir reglas de uso y tener trazabilidad completa.

Una nueva era: APIs en lugar de templos

Durante siglos, los bancos fueron templos de poder y lenguaje críptico. Luego se volvieron marcas confiables y físicas. Hoy están en nuestros bolsillos, y mañana estarán en cualquier lugar donde alguien necesite mover, custodiar o usar dinero.

Y eso solo es posible si la banca se convierte en infraestructura componible.

¿Por qué ahora?

Latinoamérica tiene:

  • Más de 200 millones de personas sin acceso financiero pleno
  • Un ecosistema digital en expansión
  • Regulación en transformación
  • Talento local que entiende el contexto y domina la tecnología

Esto no es solo una brecha. Es una oportunidad histórica para construir un sistema financiero mejor desde el principio.

Lo que estamos haciendo en Fidi

Estamos construyendo la infraestructura modular que transforma los cuatro pilares de la banca en servicios componibles. APIs para cuentas, transferencias, onboarding, tarjetas y más.

Para que cualquier empresa pueda crear productos financieros sin partir de cero.

Imagina:

  • Una app de delivery que paga y financia a sus repartidores
  • Un retail que ofrece cuentas remuneradas a sus clientes
  • Un marketplace que emite tarjetas a sus vendedores

Todo eso, sin ser un banco. Con Fidi.

El momento es ahora

Desde las tablillas de arcilla hasta las tarjetas de McNamara, la banca siempre ha sido una respuesta a una necesidad humana básica: confianza para mover valor.

Hoy, esa necesidad se mantiene, pero el lenguaje ha cambiado.

Ya no hablamos en arcilla. Hablamos en APIs.

Y este es solo el primer capítulo.

Próximo capítulo: El mapa de las cuentas financieras en LATAM: quién puede ofrecer qué y por qué cambia todo.